lunes, 15 de junio de 2015

Preparación del barro.

La esencia principal del arte del alfarero es la preparación del barro. 
















Óscar tal y como su tío Alfonso le indicó, sale al campo en busca de las mejores tierras para la fabricación de sus cacharros. A veces frecuenta los mismos lugares, donde años atrás, su abuelo pisaba en busca de la tierra idónea o incluso a otros lugares descubiertos por él mismo según va desarrollando su experiencia en el oficio.


Busca dos tipos de tierra que mezcla en sus proporciones correspondientes para que las piezas adquieran su forma y textura ideal y para un buen manejo del mismo en el torno.






Al regresar a taller con las tierras ya en su poder empieza la elaboración. Primero lo deposita todo en un recipiente realizando una mezcla homogénea añadiéndole agua y con la ayuda de una batidora. Cuando está ya lo bastante mezclado lo pasa a través de una criba (para que queden los restos de raíces, piedras o sustratos que vayan a entorpecer el proceso de elaboración) y se echa en la pila de secado natural, dejándolo reposar durante un tiempo prudente que dependerá de las inclemencias del tiempo ya que esta situado a la intemperie.





Cuando el barro se deposita en el fondo de la pila de sedimentación queda separado este del agua, quedando por encima de la mezcla gran parte de la que utiliza para la elaboración, este agua es conveniente retirarla y así ayudar al proceso de secado.




El barro estará en su punto óptimo cuando se haya evaporado la mayoría del agua quedando los lingotes de barro preparados para su manejo dejándolo con mayor cantidad de agua si se va a almacenar para usarlo en un tiempo próximo.




































Se almacenará tapando toda la superficie con una capa para evitar la evaporación del agua.

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